La construcción de casas pasivas o sostenibles está a la orden del día para seguir con el desarrollo urbano limitando nuestro impacto en el medioambiente.
La bioconstrucción es una disciplina que estudia la relación de las personas con los edificios, para crear espacios centrados en el bienestar general y particular. Ha llegado a su fin la tendencia de construir por construir sin pensar en el entorno natural, el medioambiente y las personas que pueden verse afectadas.
Centrarse en el bienestar
Cada vez más, el diseño y la proyección de viviendas y otros edificios se enfoca a la sostenibilidad y es tendencia poner el bienestar de las personas como objetivo principal. Uno de los aspectos más importantes en esta filosofía es el proyectar y construir edificios eficientes que garanticen un bajo consumo energético, y que también garanticen la calidad del aire interior.
Para este propósito es necesario evitar el uso de materiales y productos contaminantes en el interior de la vivienda, y también contar con una buena ventilación y productos que garanticen la limpieza del aire. En Aisladur trabajamos con este tipo de productos, como la gama de placas Activ’Air de Placo, que actúan para corregir la presencia de compuestos orgánicos volátiles en el aire interior, mejorando así su calidad.
El uso de este tipo de materiales, combinado con una construcción y distribución que asegure la correcta ventilación del edificio, garantiza un aire interior de buena calidad. Aunque parezca una cosa mínima, porque el proceso es invisible, el hecho de garantizar la calidad del aire interior en nuestra vivienda y también en nuestro espacio de trabajo, se traduce en una reducción muy considerable del riesgo de sufrir enfermedades respiratorias.
Reducir el consumo
La reducción del consumo energético es positiva en muchos aspectos, desde el económico, ya que claramente repercute en el descenso del importe de la factura de la luz, hasta su impacto en el medioambiente. Pero también tiene su impacto en el bienestar de los usuarios o habitantes del edificio en cuestión, ya que la regulación de la temperatura de forma natural, evita el tener que recurrir a sistemas de climatización, que usados en exceso, pueden afectar a la salud.
Con un buen aislamiento térmico, una distribución diseñada para aprovechar la luz solar y una buena ventilación, podemos conseguir una temperatura interior estable y agradable que resultará mucho más fácil de mantener que en otro tipo de construcciones.
La calefacción artificial como fuente principal de calor en espacios grandes tiende a ser un problema, ya que el termostato puede encontrarse en un punto que no represente la temperatura real, y entonces la calefacción es insuficiente, resultando en una temperatura interior demasiado baja. O puede ser que se abuse de la climatización, llegando a una temperatura demasiado alta que puede resultar molesta, además de repercutir de forma escandalosa en el consumo eléctrico o de gas. Con un espacio bien aislado, orientado y ventilado, es más fácil controlar la temperatura interior, evitando este tipo de problemas.
Algo similar puede pasar en verano, especialmente en zonas como Tarragona, en que los veranos son especialmente húmedos y calurosos. En espacios mal aislados, la humedad se mete en el interior y la temperatura acaba subiendo de forma incontrolable, lo que puede derivar en un abuso del aire acondicionado, que podría acabar afectando a la salud de los usuarios. Un aire acondicionado demasiado fuerte puede provocar dolores de espalda, de cuello y resfriados.
Contando con un espacio bien aislado y ventilado, el aire acondicionado puede utilizarse de forma suave, para reducir ligeramente la temperatura, que ya queda bastante controlada por el entorno de manera natural.
Este tipo de construcciones, centradas en garantizar el bienestar de las personas y en respetar el entorno, acaban siendo positivas en varios aspectos. Por este motivo, en Aisladur trabajamos con proyectos de este tipo, asegurando el aislamiento térmico y la calidad del aire interior.